¿Cuál es el número de inversores idóneo para una startup?
Una de las principales dudas que les surgen a los emprendedores es cuándo y cuántos inversores necesitará su negocio. Tal y como señala Ad&Law, firma especializada en asesorar a startups y fondos de inversión, es una cuestión fundamental, ya que “el número de inversores tiene un impacto directo sobre el funcionamiento y éxito de la empresa por lo que es necesario que los emprendedores sepan a qué tipo de fondo deben recurrir en cada momento y cuáles son las exigencias que les van a plantear”. Además, los expertos revelan algunas de las claves a tener en cuenta para fijar el número de inversores idóneo en una startup:
Cuantos menos inversores tengas, más fácil será tomar decisiones. El elevado número de inversores puede llevar al desgobierno o mal funcionamiento de una startup, pues no es lo mismo informar o incluso ponerse de acuerdo con un único inversor que con veinticinco. Desde la firma explican: “Un ejemplo lo encontramos en las juntas de accionistas donde hasta convocarlas se convierte en un problema. Además, todos los accionistas tienen unos derechos mínimos y si alguno posee más del 5% posiblemente tendrá más derechos que el emprendedor deberá respetar”. Todo esto supone un elevado coste económico y, sobre todo, de tiempo ya que el emprendedor tendrá que compartir la toma de decisiones con sus inversores.
“Las nuevas formas de captación de fondos como el crowdfunding o la conocida como ‘Family, Friends and Fools’, han llevado a que el número de accionistas minoritarios se haya incrementado en los últimos años, dificultando la labor de los emprendedores”, detalla Oliver von Schiller, socio de Ad&Law. Como recomendación, aparte de tratar que el número de accionistas sea reducido, es preferible que todos los accionistas suscriban el mismo pacto de socios, favorecer la sindicación de los accionistas y una vez alcanzado cierto nivel de actividad organizar un consejo de administración tratando que sea reconocido y representativo de los socios, al menos de la gran mayoría de ellos.
Cuantos más inversores tengas, menor será tu participación. Pues, el número de inversores tiene un impacto en la participación que posee de su negocio el emprendedor, sobre todo, si han entrado en sucesivas rondas. Como explica Oliver von Schiller “a mayor número, el equity del emprendedor suele verse más reducido. Y esto es muy importante a la hora de que el emprendedor mantenga su motivación y sus expectativas de ganancia en caso de éxito”. Por tanto, si el negocio funciona y el emprendedor logra un exit en nuestro país, donde no suele implicar más que algún millón de euros, éste acabará con el 20 o 25% de la empresa, por lo que “sólo se llevará a casa su cantidad correspondiente, pese a haberse dejado la vida en el negocio”, señalan desde Ad&Law. Por el contrario, si la startup fracasa, el emprendedor se quedará sin nada o casi nada, ya que los inversores profesionales suelen imponer cláusulas de liquidación preferente si entran en una compañía.
Los objetivos de cada inversor son diferentes y, dependiendo de en qué fase y situación se encuentre su startup, le convendrá una cosa u otra. Así, los inversores conocidos como 3F (family, friends and fools) suelen ser los primeros en llegar y no esperan nada a cambio aunque si es cierto que sus relaciones personales con el emprendedor se pueden ver perjudicadas. A cambio, los Business angels son inversores profesionales, que siguen de cerca su inversión, son flexibles y propensos al riesgo y suelen estar en la empresa unos pocos años, por lo que sus expectativas de crecimiento son altas.
Por su parte, los fondos de Venture Capital son inflexibles con sus criterios, asumen riesgos y esperan lograr un exit como máximo en los 5 años siguientes a su inversión con el objetivo de recuperar el 100% de la inversión total del fondo. Por el contrario, los Family offices, no suelen tener sus criterios tan definidos debido a que son vehículos de inversión de grandes patrimonios lo que les lleva a depender de decisiones arbitrarias de sus accionistas. No suelen asumir tantos riesgos y, aunque buscan ser rentables, no tienen tantas expectativas de rentabilidad como los fondos.
Finalmente, los Corporate funds son grandes empresas que compran participaciones en startups con el objetivo de adquirir su tecnología o know-how y que pueden tener la intención de posicionarse para lograr el control de la compañía en caso de éxito. Por otra parte, los fondos de Private equity, aunque no suelen invertir en startups, empiezan a tenerlas en cuenta debido a los exits. Para ello, muchos han creado fondos que suelen entrar en fases avanzadas de las startups con el objetivo de salir a bolsa o fusionar la compañía para crear valor.